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martes, 6 de septiembre de 2011

NECESITAN UN HOGAR ¿Y ahora qué?

Es de noche, salgo de trabajar y conduzco hacia casa, salgo de la autopista, rotonda, recto, rotonda… ¿Qué es eso? Un perro, freno, doy un volantazo, freno, cuatro intermitentes, me bajo del coche.
Acabo de esquivar a un perro marrón que está en medio de la carretera mirando hacia todas partes. Hay otro, es negro, está acurrucado en la rotonda. Pero rápido, tengo que quitar como sea al marrón de la carretera. Pruebo a llamarlo, les chisto, pero nada, tienen miedo no se acercarán.
 Comida, necesito comida. Cruzo corriendo la calle, entro en el Telepizza, pido ayuda, comida, sobras, lo que sea. Si quiero algo lo tendré que coger yo de la basura. Pues mejor así cojo los trozos de pizza que me de la real gana. Voy corriendo hacia donde están los perros y los llamo con pizza en las manos, vienen temerosos, cualquier movimiento mío los aleja.
Ya los he apartado de la carretera ¿y ahora qué?
Ahora a casa corriendo, saludo a Lola, mi medio galga que se pregunta que hago. Pues Loli ayudar a dos perritos como lo hice contigo el verano pasado. Cojo pienso, un cacharro y agua. Y directa a dónde están los perritos. Les pongo la comida y el agua. Tienen demasiado lejos, no los podré coger. Voy a la policía, ellos deben tener detectores de chip, pueden ayudarme. Nada, se les ha roto y pasan de ayudarme.
Y así, durante cinco largos días de lloros, peleas con Robe, mi novio, y preocupación por los perros…  ¿Les habrán atropellado hoya? Pero no, a la quinta noche en la que les pongo de comer, se acercan. Estoy agachada poniéndoles el pienso y se acercan, me dan besitos, les tiendo la mano, me huelen, saben que soy yo, la de todos los días, la que quiero ayudarles. Les acaricio y entonces se acercan aun más. Me doy cuenta que el perro marrón resulta ser una hembra y el negro un macho. Y lloro, porque Robe está en el coche y se niega a cogerlos, lloro desconsolada porque no aguantaría que les pasara ahora algo, ahora cuando ya me gané su confianza. Pero esa noche hago obligada por mi pareja una de las cosas más dolorosas que he hecho en la vida, dejarlos en la calle, mirándome con sus ojitos, sabiendo ellos y yo que soy la única que los puede ayudar y que los ha ayudado. Pero esta noche no, esta noche hay discusión de pareja, él dice que no y yo que sí… Y esto es raro, muy raro, porque Robe y yo no solemos discutir por nada, es muy difícil vernos enfadados, pero hoy sí.
-No podemos tener a más perros.
-Pero si no es para quedárnoslos, es para llevarlos a un refugio.
-No, porque te dirán que están hasta arriba ¿y entonces qué?
-Les encontraré dueño.
-Eso dijiste con Lola.
-Esto es diferente, estoy mentalizada.
-Pero es que no se trata de eso, se trata de que no tenemos dinero, no podremos con dos perros más.
Me callo, tiene razón, toda la razón… pero mañana será otro día.
A la mañana siguiente Robe se ha ido a trabajar, son las ocho de la mañana. Llamo a mi madre y le informo de lo que voy a hacer. Ella como madre amante de los animales que es me dice: si es lo que crees que debes hacer… avísame cuando los tengas.
Salgo decidida con el coche, llevo dos correas de mi Lola. Los busco y nada. Pero cuando ya me iba… los veo, andan de nuevo en medio de la carretera, voy a por ellos y ellos al verme se vuelven locos de alegría, me acerco a ellos y ellos a mí. Los acaricio y lentamente les pongo las correas y salgo andando como si fuera algo cotidiano, parece que paseamos, pero en realidad vamos nerviosos. Los acerco al coche, abro la puerta, me miran y se suben rápido.
Me monto en el coche y llamo a mi madre, viene a ayudarme.  ¿Y ahora qué?  Ahora para casa.
Llego y se los presento a Lola con total naturalidad, ella como galga asustadiza que es, les ladra e intenta proteger su casa, pero todo bien, todo perfecto. Mi Lola es la perra más buena en la faz de la tierra. Me mira incrédula ¿esto qué significa?
Me llevo los perros al patio y los ducho. Llega mi madre… a buenas horas Mama. Me ayuda a secarlos y los espulga quitándole todas las garrapatas que vemos.
Ahora al veterinario… ¡Que tengan el chip! Que tengan el chip, que-tengan-el-chip, quetenganelchip. Nada, no lo tienen. ¿Y ahora qué? Llamo a Robe mientras espero a que le hagan el reconocimiento a los dos perros.
-Hola
-Hola ¿Qué pasa?
-No te puedo mentir, los veras cuando llegues a casa… He cogido a los perros.
-Chica pero no hablamos ayer que no podíamos con dos perros más…
-Sí y también te dije que no los dejaría morir atropellados.
Suspira…
-No te enfades.
-No me enfado.
-Te quiero…
-Y yo a ti.
Los dos están bien pero el negro tiene sarna, es de la que no se pega, es la que les sale cuando están bajos de defensa, pero parece que ya se le está quitando, habrá sido al comer el pienso estos días… Compro las medicinas para él y para casa. A las dos semanas el veterinario me da una buena noticia. Negro está curado.
Desde entonces fotos, llamadas, pedir ayuda a las asociaciones… están hasta arriba, esta lucha es mía…
Alguien nos ayuda… Necesitan un hogar, no una casa de acogida.

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